En el sur de Italia el retroceso de la civilización había sido menor debido a la ocupación por parte de los bizantinos primero, y por los árabes después.
La ciudad de Salerno se encuentra en el Golfo de Pesto, pocos kilómetros al sur de Nápoles. Bajo influencia árabe desde Sicilia y el sur de Italia, floreció allí en los siglos XI y XII, antes que las universidades, una escuela doblemente excepcional: por un lado, exclusivamente médica y, por el otro, laica, una civitas hippocratica, fundada, según la leyenda, por un griego, un cristiano, un judío y un musulmán. La escuela data del comienzo del siglo X. La ciudad, donde los benedictinos tenían un claustro, fue un arzobispado desde fines del siglo X. Se dice que los médicos de la escuela y estos monjes tenían buenas relaciones.
Curiosamente para la época, el interés de esa Escuela estaba centrado en el empirismo y la observación y no en el aspecto teórico y especulativo. El plan de estudios era tan bueno que lo adoptó después la Universidad de París. Los numerosos textos que datan de entonces contienen muy buenas descripciones clínicas, por ejemplo, de la disentería y de enfermedades del aparato urogenital. Importantes son también las indicaciones farmacológicas, entre ellas, ungüentos con mercurio para afecciones cutáneas y algas marinas en caso de bocio; varios tratados de anatomía basados en la disección de cerdos y diversas obras de cirugía. Pero la obra tal vez más famosa es el Regimen sanitatis Salernitatum, que resume en verso el saber en esa Escuela. Entre los estudiantes y profesores hubo mujeres. La Escuela de Salerno también fue una excepción en cuanto a que allí medicina y cirugía no se separaron, lo mismo ocurrió en el sur de Francia.
Las universidades nacieron como una corporación de profesores y estudiantes puesta bajo la protección del papa, del emperador o del municipio con el fin de librarse de la autoridad del prelado o señor feudal. Recibían así varias prerrogativas, entre ellas, autogobierno, diversos fueros y la potestad de conferir títulos Las primeras universidades se fundaron a comienzos del siglo XII: la de Boloña en 1088, la de París en 1110, siguieron la de Oxford en 1167 y la de Montpellier en 1181. En ellas la medicina estaba en manos del clero. La Universidad de Montpellier tuvo un período de florecimiento en el siglo XIII. Entre los médicos formados allí estuvo Petrus Hispanicus, que en 1277 fue elegido Papa como Juan XXI. También estudió en Montpellier Henri de Mondeville, que criticó a Galeno, especialmente lo del pus laudabilis y abogó por el estudio de la anatomía.
20 de enero de 2012
LA ESCUELA DE SALERNO Y LAS UNIVERSIDADES
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